La Torre Eiffel es el símbolo inequívoco de París, esa imagen que automáticamente te transporta a sus calles. A pesar de las colas que hay que hacer y del precio, subir a la cima de la torre es una de las experiencias que merecen la pena de París, con las increíbles vistas de toda la metrópoli. Por su parte, el Arco del Triunfo es otro de los símbolos más identificativos de Francia, un homenaje a la grandeza de un insigne hombre de Estado como Napoleón Bonaparte, que condujo a Francia a las más altas cotas de prestigio en toda su historia. También ofrece una excelente vista de París desde la cima.
El Arco del Triunfo ha sido testigo de innumerables momentos históricos entre los que podríamos destacar: el paso de los restos mortales de Napoleón el 15 de diciembre de 1840 y los desfiles militares de las dos guerras mundiales en 1919 y 1944.
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